XV MARCHA DEL ORGULLO AÑO 2006

Consigna:
¡Somos todos y todas, maravillosamente diferentes!

Subconsignas
Matrimonio, unión civil con todos los derechos.flyer_2006
Derecho a la identidad de género y libertad para decidir sobre nuestros cuerpos.
Derogación de los Códigos de Faltas y Contravencionales represivos. ¡No a la represión policial! ¡Educación sexual para la libertad y el placer! 25 de Noviembre: ¡Basta de violencia hacia las mujeres! ¡Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir!
Salud, trabajo, educación y justicia para todos y todas.
Aparición con vida de Julio López.

Comisión Organizadora
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Discurso General
Hoy, 25 de Noviembre del 2006, a más de dos siglos de la revolución francesa, algunas personas seguimos reclamando libertad, igualdad y fraternidad. Seguimos exigiendo una democracia que todavía no es para todos y todas.

Las personas transexuales, trasgéneros y travestis y, en algunos casos, también las personas gays, lesbianas y bisexuales, no podemos caminar libremente por la calle sin el temor constante de ser arrestadas, torturadas y hasta asesinadas por la policía, en muchas provincias. Una policía que es y ha sido sólo el brazo armado, la herramienta, de dictaduras y gobiernos que sostienen un sistema patriarcal y capitalista. Un sistema que nos mata, nos viola y nos tortura diariamente. Un sistema donde desaparecen compañeros como Julio López.

Frente a esta realidad queda poco espacio para reclamar todo lo demás, lo que parece parte de un sueño: tener acceso a la educación, a la salud, a un trabajo digno.

Somos discriminados y discriminadas en las escuelas, en los hospitales, en las instituciones, somos agredidos y agredidas muchas veces por nuestros propios vecinos/as, sin que el Estado se encargue de asegurarnos, de garantizarnos el ejercicio pleno de nuestros derechos. Sí, de esos derechos que ni siquiera el estado nos reconoce.

La discriminación y opresión sexual sigue restringiéndonos el acceso a la salud. La discriminación y violencia que muchas veces vivimos en los hospitales y obras sociales, un formulario de autoexclusión para donar sangre discriminatorio, campañas de prevención del vih/sida que muchas veces no nos incluyen y que, cuando lo hacen, los besos se esconden en “abrazos”, o se nos llama “hombres que tienen sexo con hombres” a personas que hemos elegido llamarnos “Marcela”, “Laura”, “Vanesa”… Todo esto da cuenta de una situación que nos aleja de nuestro derecho a la salud.

La discriminación y opresión sexual sigue restringiéndonos el acceso a la educación. Para muchos y muchas de nosotras es difícil el ingreso a una escuela cuando nuestra identidad no coincide con nuestro documento. Niños y niñas conviven con la burla y la violencia de sus compañeros y compañeras, muchas veces con la complicidad de los docentes y la escuela. Tenemos que aprender en base a modelos que no nos representan, que no dicen de opciones diferentes, que no nos muestran a nuestras familias, aquellas que tenemos o aquellas que deseamos tener. Hoy, que se está discutiendo en la Argentina una nueva Ley de Educación, reclamamos y exigimos que esa ley nos incluya, que la educación sexual no nos omita, que la escuela no nos censure ni nos esconda.

La discriminación y opresión sexual sigue restringiéndonos el acceso al trabajo. Conseguir un trabajo con una identidad diferente a la del documento es casi imposible. Mantenerlo a costa de nuestro silencio, a costa de nuestra distancia, a costa de perder la posibilidad de generar afectos, es muy difícil. La prostitución o el trabajo sexual son, algunas veces, nuestra única posibilidad. Aún siendo una posibilidad que nos expone a la violencia social y policial, a la ilegalidad, a hostilidades, persecuciones y abusos.

La discriminación y opresión sexual sigue restringiéndonos el acceso a nuestros derechos: no tenemos igualdad jurídica, no tenemos acceso al matrimonio ni a una unión civil que nos otorgue los mismos derechos que los del resto de la sociedad: el derecho a la herencia, la posibilidad de adoptar, el derecho y el deber de la patria potestad compartida, el derecho a pensión, a la obra social… para todas las personas, en todo el país. No podemos elegir nuestros nombres, ni construir libremente nuestra identidad, no tenemos libertad sobre nuestros propios cuerpos. Ni para modificar nuestro sexo, ni para decidir si queremos tener o no un hijo/hija.

Todo esto es, en gran parte, producto de una Iglesia Vaticana que se empeña en influir con sus creencias en los estados e indicarle a la gente lo que está bien y lo que está mal, cuando no han sabido ellos históricamente distinguir una cosa de la otra. Cuando han sido cómplices del nazismo, las dictaduras en américa latina, cuando son cómplices del abuso infantil, cómplices de la pobreza. Y también es producto de un poder político que no se compromete con la igualdad de derechos, jurídica y social, de sus habitantes. Un poder político que, cuando piensa en los derechos humanos, no se acuerda de los nuestros. Nosotras y nosotros queremos los mismos derechos. Y este es nuestro derecho humano.

Hoy estamos acá en un día que no es igual que otro día. Hoy conmemoramos la creación del primer grupo LGBT de América Latina, en noviembre de 1967. Se llamaba “Nuestro Mundo”, quizás con la idea de imaginar un mundo que sea también nuestro, un mundo donde tengamos espacio y derechos, igual que el resto de las personas. Conmemoramos también la revuelta de Stonewall, un bar de Nueva York donde un 28 de Junio de 1969, putos, tortas y travas se cansaron de soportar los embates de la policía y resistieron durante días generando el apoyo de cientos de personas que se convocaban desde distintas ciudades a rechazar el atropello policial constante hacia gays, lesbianas, bisexuales y trans. Pero estas conmemoraciones las hacemos en un día particular, un día en el que conmemoramos también en América Latina el Día contra la Violencia hacia las Mujeres. Un reclamo que compartimos porque el Movimiento de Mujeres y el Movimiento Feminista fueron y son nuestros primeros aliados en la lucha por nuestros derechos y porque muchas de nosotras somos parte de esos movimientos, somos parte de la lucha contra un sistema patriarcal que oprime a mujeres y también a lesbianas, a gays, a transexuales, travestis, transgéneros, bisexuales e intersexuales. Un sistema patriarcal en donde se apoya la opresión sexual.

Frente a esta historia de discriminación y de opresión, nunca nos cruzamos de brazos. Trabajamos, activamos, nos organizamos y hemos conseguido grandes logros. Esto es un motivo de festejo, porque hemos conseguido mucho en todos estos años de activismo, en todos estos años de Marchas del Orgullo, y ha sido en gran parte gracias al trabajo y al esfuerzo de los y las activistas de nuestras organizaciones.

Pero también ha sido producto de la visibilidad cotidiana de muchos y muchas de ustedes, que enfrentan diariamente los obstáculos de la discriminación, que dicen, que expresan, aún sabiendo que esto puede costarles un vínculo, un trabajo, un gesto de violencia y en algunos casos, la muerte. Ese activismo que supone hasta el simple hecho de permitirse vivir nuestra sexualidad o nuestra identidad libremente aunque sólo sea ante uno/a mismo/a. Y, por supuesto, estos avances también se deben a la presencia masiva de todos y todas ustedes en las Marchas del Orgullo. Y seguiremos consiguiendo mucho más, ganaremos más batallas, en cuanto la sociedad y el poder político vean que somos muchos y muchas quienes estamos orgullosos y orgullosas de ser todos y todas MARAVILLOSAMENTE DIFERENTES!!!

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