XVI MARCHA DEL ORGULLO AÑO 2007

SÁBADO 17 DE NOVIEMBRE DE 2007

Consigna:
Nuestro festejo es reclamo: Libertad, Igualdad Diversidad.

Los discursos reclamarán los mismos derechos para nuestra comunidad: Unión Civil Nacional y/o Matrimonio, herencia, adopción, pensión por fallecimiento, patria potestad compartida, educación sexual para la  libertad y el placer, derecho a la identidad y derecho sobre el propio cuerpo,  entre otras cosas.flyer_2007

El sábado, desde las 15hs. se realizará la “Feria del Orgullo” en Plaza de Mayo.

El acto de cierre de la Marcha del Orgullo es a partir de las 20hs. en la Plaza Congreso, donde se realizarán los tradicionales abucheos, esta vez al Cardenal Bergoglio y reconocimientos por su aporte a la no discriminación como al periodista Andrés Osojnik y al artista León Ferrari.

Luego terminaremos con  una fiesta del orgullo con fuegos artificiales, un kissing y un recital de diferentes artistas y bandas
Conducen: Osvaldo Bazán y Daisy May Queen.

Comision Organizadora
Activistas independientes
ATTTA (Asociación Travestís Transexuales Transgenero Argentinas)
Brandon
CEDISC – Centro de Estudios de Diversidad Sexual y Ciudadanía
CHA (Comunidad Homosexual Argentina)
Club de Osos de Buenos Aires
Di-Leo
FALGBT ( Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans)
La Fulana
NEXO Asociación Civil
Puerta Abierta
Task Force Argentina GLTTTBI

Discurso General
En esta XVI Marcha del Orgullo, como en cada una de las anteriores, NUESTRO FESTEJO ES RECLAMO!!!!

Festejamos en la Marcha del Orgullo: que somos más de 25.000 personas hoy, en esta marcha, que estamos luchando por nuestros derechos, que hemos avanzado mucho, que estamos acá, que somos –como decíamos el año pasado- maravillosamente diferentes, que estamos celebrando esta diversidad ante el Congreso de la Nación, que debe sancionar las leyes que necesitamos para ser una sociedad justa, que respeta y garantiza nuestra libertad, igualdad y diversidad!

Reclamamos en la Marcha del Orgullo: como lo hicieron aquellos compañeros y compañeras en 1969, en el bar Stonewall de Nueva York, donde estas marcha tuvieron su origen a partir de la resistencia de gays, lesbianas, bisexuales y trans que se opusieron con el cuerpo al atropello sistemático de la policía y el poder político de aquel entonces. Como lo hicieron nuestros compañeros y compañeras de Nuestro Mundo, la primera organización LGTB de América Latina, fundada en Argentina en Noviembre de 1967.

Festejamos, celebramos y reclamamos con el esfuerzo de muchos y muchas activistas. Este año, más que cualquier otro año. Porque por primera vez en mucho tiempo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no nos da el sonido para la Marcha del Orgullo. Un sonido que nos corresponde y cuya falta este año nos anuncia que no va a estar bueno Buenos Aires. Los funcionarios de este gobierno, deseosos de poder quedarse en el próximo, ya hacen caso a las indicaciones de una línea política que viene con el objetivo de hacer retroceder nuestros derechos en la Ciudad. No lo vamos a permitir. Saldremos a las calles a impedir cualquier atropello, como lo hicieron nuestros compañeros y compañeras en Stonewall, como lo hacía Nuestro Mundo en el Frente de Liberación Homosexual, aún en momentos más hostiles, y como lo hacemos hoy en esta Marcha del Orgullo.

Tampoco la Secretaría de Cultura de la Nación puso a disposición un sonido que también nos corresponde. El sonido que el Gobierno le ofrece a otros movimientos sociales, muchas veces con justicia y otras por intereses políticos, como por ejemplo las convocatorias del falso Ingeniero Blumberg.

El Estado, que nos convoca sólo para las obligaciones, le niega a esta marcha los instrumentos que sí pone a disposición de otras, cristalizando la discriminación de la que es objeto nuestra comunidad.

Como si esto fuera poco, los legisladores de la Ciudad de Buenos Aires han decidido imponer una serie de obligaciones a quienes organizan manifestaciones sociales que requieren de una cantidad de dinero que claramente obstaculiza el derecho constitucional a manifestarnos, y deja a esta marcha como a muchas otras en la ilegalidad, con el claro objetivo de criminalizar la protesta social.

Pero acá estamos, y estuvimos hoy frente a los dos símbolos más importantes del poder político: la Casa de Gobierno y el Congreso de la Nación. Estamos acá, festejando y reclamando que se termine YA con la desigualdad, la discriminación y la opresión hacia nuestra comunidad. A 24 años de democracia, ni los Gobiernos, ni este Congreso, ni el poder político, ni la Justicia, le han dado fin a las situaciones de represión y desigualdad que todavía vive nuestra comunidad, especialmente las personas trans, en tiempos que se suponen democráticos. Todavía hay personas de nuestra comunidad que son perseguidas, torturadas y asesinadas en las comisarías en nuestro país.

Reclamamos libertad. La de decidir sobre nuestros propios cuerpos y sobre nuestra identidad. La que nos niegan con códigos contravencionales y de faltas represivos, que criminalizan la homosexualidad y el travestismo o incluyen artículos abiertos como el del “atentado a la moral y las buenas costumbres” con los que la policía y un sector conservador de la sociedad nos persigue, nos reprime, nos coimea, como sucede hoy en muchas provincias. Reclamamos poder acceder a la educación y la salud en ámbitos donde nuestras identidades sean respetadas, queremos libertad para acceder a un trabajo, para tener alternativas. Reclamamos una Ley de Identidad de Género que nos garantice el respeto de nuestra identidad, que nos permita cambiar nuestros datos registrales y acceder –en caso de desearlo- a una operación de adecuación de sexo.

Reclamamos igualdad. No para ser todos y todas iguales. Reclamamos la igualdad que nos permite ser todos y todas diferentes. Reclamamos la igualdad ante la ley, una igualdad jurídica que nos garantice un trato no discriminatorio en las instituciones, en los ámbitos laborales, en nuestras familias, en los ámbitos públicos y privados. Reclamamos igualdad para nuestras parejas, y para nuestras hijas e hijos. Exigimos la igualdad jurídica base de todo estado democrático. Los mismos derechos para todos y todas: matrimonio y unión civil, para poder elegir el instituto jurídico con el que queremos proteger a nuestros seres queridos. Nuestras familias son una realidad, nos le pedimos a nadie autorización para conformarlas. Reclamamos que tengan los mismos derechos: pensión, herencia, patria potestad compartida, adopción, entre otros derechos con los que hoy cuenta sólo una parte de la sociedad.

Reclamamos que la diversidad no sólo se respete sino que se celebre. Que se reconozca como un aporte al crecimiento y la riqueza cultural de una sociedad, no un motivo de vergüenza. Reclamamos una Ley Antidiscriminatoria que nos incluya y que sea un instrumento realmente eficaz para que se proteja la diversidad. Reclamamos la derogación de toda legislación discriminatoria que nos restrinja nuestros derechos o nos estigmatice –como la reglamentación del Ministerio de Salud que nos prohíbe donar sangre-, porque estas normas profundizan diferencias sociales que se constituyen como cimiento para todas las situaciones de discriminación que vivimos gays, lesbianas, bisexuales y trans.

Reclamamos la separación de la Iglesia del Estado. Una separación real, que se traduzca en que la Iglesia Católica deje de decidir quiénes ocupan los espacios de poder político, que deje de ser consultada para tomar decisiones sociales y políticas, y que deje de recibir millones de pesos por año para seguir reprimiendo y discriminando. Esta institución históricamente genocida, cómplice de dictaduras militares y regimenes fascistas, protagonista de persecuciones hacia pensadores y pensadoras, científicos y científicas, mujeres y muchos otros grupos, es una institución que nos condena a todos y todas: a quienes tienen relaciones prematrimoniales, a quienes usan un preservativo o anticonceptivos, o a quienes promueven su uso, para evitar la transmisión de infecciones y enfermedades o para planificar su familia, a quienes se divorcian para poder ser felices y a quienes quieren casarse para poder proteger su felicidad…

Reclamamos todo esto y lo hacemos a través de esta fiesta. Porque reclamamos con hechos, mostrándole a la sociedad que se puede estar orgulloso y orgullosa de ser gay, lesbiana, bisexual o trans. Se puede –nada menos que en esta plaza, frente al Congreso- festejar la diversidad y reclamar los derechos que nos faltan. Festejamos con orgullo, festejamos nuestros avances, nuestros logros, NOS festejamos.

Y, como dijimos, lo hacemos acá, frente al Congreso de la Nación. El órgano del Estado que muy pronto sancionará las leyes de la igualdad, las que nos prometieron en este año electoral, las que necesitamos, las que son parte de nuestros derechos humanos, esos derechos humanos que parecen ser la bandera de un gobierno que todavía no se acuerda de los nuestros: ni para aprobar una ley, ni para garantizarnos nuestro derecho a manifestarnos.

Lo hacemos acá, en pleno centro del poder político nacional, festejamos la diversidad, festejamos NUESTRA diversidad. Denunciamos, nos besamos, bailamos, cantamos, sonreímos, celebramos… y todo esto es parte de nuestro reclamo: libertad, igualdad, diversidad!

Desde el 2005, en memoria de una activista travesti que puso el cuerpo por nuestros derechos, una compañera que siempre estuvo y estará presente en estas marchas, llamamos al escenario de Plaza de Mayo “Nadia Echazú”.

Llamamos al escenario de Plaza Congreso “Carlos Jauregui”, quien fue uno de los primeros activistas en impulsar estas marchas.

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